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jueves, 19 de mayo de 2011

¿Las mujeres hacen deporte? Y TANTO.

     Las mujeres y los hombres, de naturaleza, son diferentes físicamente por ejemplo en la fuerza o en la agilidad. Pero esta diferenciación natural, no debería por qué implicar diferenciación social, pero sucede.
    La participación de las mujeres en el deporte ha sido tardía, y todavía es en la actualidad menor que la de los hombres. Esta entrada de la mujer en el deporte ha estado llena de dificultades desde el principio, han tenido que superar constantemente los estereotipos sociales y culturales. Han tenido que luchar contra ideas del tipo: las mujeres son inferiores a los hombres en las actividades deportivas, tienen menor capacidad física, su cuerpo se masculiniza al hacer ejercicio, no pueden realizar absolutamente todos los deportes...
    Dificultades y obstáculos que han ido venciendo y que en parte tienen su origen en la propia gestación del deporte moderno. El deporte fue ideado por y para hombres como vía de transmisión de determinados valores y para el desarrollo de sus capacidades físicas. Promueve, sobre todo, valores como la competencia, la fortaleza física, o la agresividad, basadas en capacidades motrices como la fuerza, la potencia o la resistencia.
    Ya en la antigua Grecia, la mujer tenía vetada la entrada, tanto como deportista como espectadora de los deportes debido a que los deportistas hacían ejercicio completamente desnudos. Solamente las mujeres solteras podían entrar a observar, las casadas que se atreviesen a entrar eran castigadas con la pena de muerte.
      Poco a poco, cerda del 1900 la mujer fue adentrándose en algunos deportes como el golf o el tenis en Francia. Más tarde, mujeres como la señorita Cooper de Inglaterra o Alice Melliat empezarían a captar la atención de las masas con sus dotes para el deporte. La señorita Melliat incluso fundaría la Federación de Sociedades Femeninas de Francia (FFSF) en 1917. Más tarde, junto con el apoyo de Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Checoslovaquia y Francia, organizaría la denominada Federación Internacional Femenina Deportiva (FSFI).
    En definitiva, poco a poco la mujer ha ido ganándose su papel en los juegos olímpicos. Gracias a mujeres como Nadia Comaneci, Zola Budd o Sara Simeoni, entre otras, por marcar un antes y un después en la historia de la mujer, y por brindarnos de excepcionales espectáculos logrando la admiración y la expectación del mundo.


Eva Fabregat Segarra

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